Termino fresco, recién la charla con Ale Bonilla, luchadora, dentro y fuera del territorio. Gran corazón y grandes ovarios son los que se dejaron ver en esta charla y con ello, decanta este escrito para aquellos y aquellas que detentan el poder en nuestro deporte. Escucho para este escrito a Natalia Lafourcade «Una vida» donde (si no es toda la canción) una de las frases calza perfecto con lo que nos sucede en nuestro deporte y en ese sentido me reconecto con el deporte que me vio nacer, que me vio desarrollar mis posibilidades como ser humano y con ello conectar con la esencia con la que los deportistas salimos luego de tener una vida dedicada a entrenar día y noche a todas horas, con el objetivo clarito:
Una vida solo hay
Una vida solo hay
Para perdonarnos
Una vida solo hay
Para darlo todo
Una vida solo hay
Para dar sonrisas
Una vida solo hay
Una vida, una vida…
Y acá surgen las preguntas:
¿Que carajo pasa? ¿Que sucede en nuestros espacios de paz? ¿que sucede en el deporte mexicano? ¿Es momento de pararnos frente a la bomba que estalló hace mucho y que sigue generando verticalidades de poder, violencia institucional y demás cosas que nos siguen pasando hoy en día, en pleno 2023. ¿Es acaso momento de aceptar que no podemos con todo el paquete deportivo y que aquellos que están ahí por años, inertes, inmovibles tienen que moverse y dar paso a quienes queremos caminar por un sendero distinto al planificado?
Los ancestros mostraron que la palabra es la que eleva al espíritu , al ser en esencia humano, pero tergiversado por las cotidianeidades tan humanas.
Creo que si, es momento de ir cambiando la gesta, el sentido, restituirnos y restituir, deconstruirnos y construir nuestra esencia para la construcción de sinergias, porque tal parece que la realidad nos sigue llegando a cuenta gotas muy potentes que nos dañan, no como personas, sino como gremio deportivo: Envidia, enojos, personalización de problemas que son de todos, son cuestiones a ser saneadas en el deporte y que para eso está, para sanear y dialogar. Pero no se quiere, no se sabe, se desconoce la herramienta (quizá).
Es momento de recordar que estamos de paso, para vivir al máximo en el deporte, esa es nuestra esencia chamánica en el deporte. Aquellos que no lo ven así, es normal que se vayan por el laberinto de lo humano, de lo inorgánico y que no puedan expresar siquiera lo que creen por miedo al qué dirán. En medio de toda esta vida, que es solo una; prohibido olvidar, prohibido no sanear, prohibido hacernos daño. Espero que nunca más caminemos por este sendero de golpes.