No fue Sebastian Coe por suerte…

«Kristy Coventry se alza como la 10ª presidenta del Comité Olímpico Internacional en una elección histórica«

En una decisión que marca un hito en la historia del movimiento olímpico, Kristy Coventry, exnadadora olímpica y medallista zimbabuense, ha sido electa como la 10ª presidenta del Comité Olímpico Internacional (COI). Su elección no solo representa un avance significativo en la inclusión de mujeres en cargos de liderazgo dentro del deporte mundial, sino que también refleja un rechazo tácito a la gestión de otros candidatos, como Sebastian Coe, quien se postulaba para el cargo.

Coe, actual presidente de World Athletics (antes IAAF), llegó a la elección con un historial cuestionable, especialmente en lo que respecta a su relación con el atletismo mexicano. Durante su mandato, el atletismo en México ha enfrentado una crisis profunda, llevamos ya una década perdida, caracterizada por la falta de apoyo, la desorganización y una evidente desconexión entre las necesidades locales y las decisiones tomadas desde las esferas internacionales.

La crítica radica en que el exatleta británico y su desinterés por el atletismo mexicano no fue casual. Según expresó el expresidente de la Federación Mexicana de Atletismo, l Lozano, no se trataba de «mala fe» desde el gobierno mexicano, sino de una estrategia deliberada de Coe para evitar «destapar la cloaca» en la que se encuentra sumido el atletismo en el país. Lozano insinuó que Coe prefirió mantener un perfil bajo en lugar de enfrentar los problemas estructurales que aquejan a la disciplina en México, lo que generó descontento entre los dirigentes y atletas locales.

La elección de Coventry, por otro lado, ha sido recibida con optimismo. Con una carrera deportiva destacada y una trayectoria en la administración deportiva que incluye su rol como ministra de Juventud, Deporte, Arte y Recreación en Zimbabue, Coventry representa un cambio generacional y una nueva visión para el COI. Su compromiso con la transparencia y el desarrollo del deporte en regiones menos favorecidas ha sido ampliamente reconocido.

Mientras Coe se retira de la contienda con más preguntas que respuestas sobre su legado, Coventry asume el liderazgo en un momento crucial para el movimiento olímpico. Su presidencia no solo es un triunfo para la equidad de género, sino también una oportunidad para revitalizar el deporte en países como México, donde el atletismo clama por atención y reformas profundas.

La elección de Coventry no fue una cuestión de suerte, sino un reflejo de la necesidad de cambio. Y, en este caso, el cambio tiene nombre de mujer.

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