Ficción que supera a la realidad para el deporte mexicano.

Hace unos días tuve una conversación con Teresa Alonso, quien es una de las primeras atletas de la nueva generación que alza la voz, a través de las redes sociales, y que en realidad destapa una red de corrupción perpetrada por entes carentes de toda comprensión de la realidad y que tienen poder. Así es, es complejo y sencillo a la vez, complejo porque hay que ponerle un piense a lo que hay que hacer, complejo porque ¿por donde empezamos?

Como si se tratase de remar en cajeta, esa es la visión que se puede tener o vivir en la mayoría de los equipos o clubes de atletismo (quizá en más deportes es la misma simbología dentro de otras áreas). Esta es una de las constantes que se ha vivido durante un largo periodo. Es momento de cambiar, de seguir construyendo bajo otra dinámica, otra óptica, otro prisma.

Es complicada la situación que se presenta al rededor de esto es complejo y a través de esta carta es como pretendo darle un entendimiento a esta charla pasada. Han decantado diversas ideas, pienses, objetivos y quéhaceres dentro del deporte mexicano. Es fundamental ponerle un piense interesante, ya que sin piense y sólo con acción es como pegarle a una piñata dentro del «dale dale dale» y esperar a que realmente no pierdas el tino.

Acá es trata de construir, con todo lo que tenemos a la mano, pero dando a conocer que el deporte es una herramienta fundamental para el desarrollo. Es decir, no aspiraremos a nada grande, si no entendemos que nuestro papel en la sociedad es pieza clave para generar nuevas y mejores personas, mejores lejos de la abstracción de quien tiene el poder para decir ¿quién es mejor o peor? y que la competencia sea solamente en la pista, en el campo, en el agua, en cualquier territorio, pero enmarcado desde nuestra percepción de competir y ya, hasta ese lugar y no afuera de la cancha.

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