Carta para la asamblea que «representa» a nuestros deportistas en el Atletismo mexicano.

Esta carta va dirigida a toda aquella persona que se dice presidente(a) de una asociación estatal (hablando en el caso del atletismo) No para preguntar, ni para hacer un acercamiento, sino porque es momento de debatir en lo público y señalar su actuar (en el caso de que estén actuando) o mejor dicho, su falta de actuación ante un acto aberrante como lo es el proceder y el coto de poder que generó durante este tiempo el expresidente de la FMAA, quien muy a pesar de no ser más el presidente (legalmente hablando, aunque esto va más allá de lo legal, esto es ya un acto que roza con la ética, de moral, y de respeto a nuestro país.)

Acá escribe un ex-atleta, entrenador, pero sobretodo un ciudadano de a pie, que quedó también como muchos, fuera del radar de la justicia que se precisa en nuestro atletismo, en nuestro deporte #Niunaatletamás es la consigna, y acá no se trata de un golpeteo político, no es así, puesto que para hablar de política, hay que entenderla como un proceso en constante desarrollo y desapego al EGO, dos situaciones que el inquilino que no se quiere ir, incumple desde un inicio, y durante todo este tiempo, en el cuál ha sido particular su actuar.

Afortunadamente, hemos pasado, ya de nivel en ese círculo que se vuelve vicioso si se imprime lo que siempre hemos vivido: la falta de diálogo, de empatía, simpatía, y entender un problema como colectivo.

Es necesario prestar mucha atención a lo que sucede a nuestro al rededor, para no cometer los mismos errores.

La violencia en el deporte (y en cualquier área de nuestra vida) comienza cuando miramos a un costado, cuando no hacemos el máximo posible con nuestro prójimo – nuestro próximo, nuestro(a) cercano(a), y es ahí donde se queda un espacio vacío. ¿quien ha tomado el espacio vacío en el atletismo? Por varios años fue Antonio Lozano y gente que lo apoyó en sus inicios y se dieron cuenta de que podrían hacer su guardadito; gente que sigue vigente en algunas asociaciones, generando con ello, las marcadas desigualdades que vivimos en la pista y en el campo.

Es una realidad, que es normal que existan tensiones, porque dicha situación puede ser observada como si fuese una mesa, es decir, una mesa donde caben todas las subjetividades, (por decir papeles, ideas, escritos) las realidades de cada una y uno de los que practicamos deporte, en lo que creemos justo, en el entrenamiento, en nuestras áreas de acción; pero don Anto se jactó de ser el único, cuando se debía a toda una asamblea, se debía pues al trabajo de dialogar con todas las partes posibles para escucharnos. Decía el gran procer Artigas:

«Mi autoridad emana de vosotros y ella cesa ante vuestra presencia soberana»

Las cuestiones de poder radican en tod@s y en las subjetividades de tod@s l@s que participamos en el deporte, y es verdad, es nuestra culpa como colectivo, tener a dirigentes de este tipo, «convencidos» de que están haciendo un bien a la sociedad. Una frase muy elocuente que vería en la Fábrica de Arte Cubano decía así:

«La falta de responsabilidad de un pueblo, tiene como consecuencia directa la sumisión al poder

A la hora de participar en procesos diversos del deporte, pero sobre todo, en los procesos asamblearios, en los procesos de organización colectiva, y de llevar una dirección, escuchándonos. Es algo complicado, puesto que el asumir por el otro, es la moneda de cambio en cualquier rubro de la organización de lo político.

Llamado a la consciencia.

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