Entre el mandato constitucional y el abandono material
Mensaje dirigido a quienes les resuene la injusticia en el deporte mexicano en el marco del 8 de octubre. Señores/as legisladores/as, autoridades educativas, líderes deportivos, comunidad mexicana:
Existe una contradicción fundamental en el corazón de nuestro sistema educativo y deportivo. Por un lado, glorificamos a los atletas que ondean nuestra bandera en podios internacionales, y por el otro, condenamos al ostracismo material a los principales arquitectos de esos triunfos: los/as educadores/as físicos/as. Es este gremio el eslabón primordial, la cantera donde se forja no solo el talento, sino también la salud y la disciplina de un país. Sin embargo, trabajan en el olvido, y esta negligencia no es solo una falla logística, es una violación flagrante del espíritu y la letra del Artículo 3º de nuestra Constitución Política.

Recordemos que el Artículo 3º establece que la educación impartida por el Estado debe ser laica, gratuita se basará en el respeto irrestricto de la dignidad de las personas, con un enfoque de derechos humanos y de igualdad sustantiva. Centrémonos en esta parte: «Respeto [.a.] la dignidad d las personas … y de igualdad sustantiva… ¿Podemos hablar de una educación física de respeto cuando:
- No hay materiales básicos? ¿Cuándo un balón de fútbol, una pelota de baloncesto o unas cuerdas para saltar son artículos de lujo que el maestro debe sufragar de su propio bolsillo?
- Las instalaciones son inseguras o inexistentes? ¿Cuándo se convierte un patio polvoriento y desnivelado en un riesgo de lesión, o cuando no hay un gimnasio que proteja a los alumnos del sol o la lluvia?
- La infraestructura es precaria? ¿Cuándo no hay vestidores dignos, almacenes para el equipo o espacios adaptados para la inclusión de alumnos con discapacidad?
La respuesta es un contundente no. Una educación de calidad requiere condiciones materiales mínimas para ser efectiva. El educador físico no puede magiar recursos de la nada. Su labor pedagógica, científica y social se ve truncada por esta realidad árida.

La Dicotomía del Proceso: Respetarlo o saltárselo
Este abandono genera una fractura ética y práctica en la cadena de «producción» de atletas, un término crudo pero que refleja la realidad sistémica.
- Los que Respetan el Proceso: Son los héroes anónimos. Sin materiales, innovan con lo que tienen. Sin instalaciones, adaptan ejercicios. Su integridad es inquebrantable, pero su impacto está limitado por un techo de concreto impuesto por la indiferencia. Forman ciudadanos saludables, pero ven cómo el talento excepcional se frena por falta de estímulos y herramientas adecuadas desde la base.
- Los que se Saltan el Proceso: [Incluye algunos/as presidentes/as de asociación] No los justificamos, pero comprendemos la presión. Ante la falta de un sistema de detección y desarrollo temprano, algunos recurren a métodos acelerados, sobre-entrenando a los más talentosos, descuidando la formación multilateral y priorizando el resultado inmediato sobre la salud a largo plazo. ¿Por qué? Porque a veces un trofeo es la única moneda de cambio para justificar su programa y conseguir, aunque sea migajas, de recursos. El sistema, al no dar soporte, incentiva el atajo.
Unidad y Educación: El Camino Constitucional
No es momento de señalar al educador físico, sino de escucharlo. Es momento de trabajar en unidad. El Artículo 3º nos brinda el marco: la educación es un derecho y una responsabilidad del Estado. Por lo tanto, es una obligación constitucional proveer los recursos necesarios para que la educación física cumpla su misión.
Exigimos:
- Presupuesto: Una partida específica, intocable y suficiente para materiales, mantenimiento de infraestructura y equipamiento de las escuelas públicas, destinada exclusivamente a la educación física.
- Un Sistema Nacional de Apoyo: Crear una red que centralice la distribución de material, ofrezca capacitación continua en condiciones dignas y establezca protocolos de seguridad e inclusión.
- Reconocimiento Profesional: Tratar al educador físico como el profesional de la educación que es, involucrándolo en la planeación de políticas públicas deportivas y escuchando su voz, la que está en la trinchera.
- Educación Permanente.
La educación física mexicana no necesita más discursos; necesita pelotas, redes, colchonetas, espacios seguros y respeto. Fortalecer este eslabón es la inversión más inteligente en la salud pública, en la cohesión social y en el futuro del deporte de alto rendimiento de México.
Hagamos valer el Artículo 3º. Hagamos de la educación física una realidad de calidad, no solo un enunciado constitucional.