La CONADE: ¿Motor del Deporte de base Nacional?

Por: Charla Deportiva.

La efectividad de la CONADE y de cualquier organismo encargado del deporte depende de su capacidad para salir del escritorio y trabajar en el territorio, pero también de reconocer, resignificar y dignificar a quienes hacen posible el desarrollo deportivo: los entrenadores y entrenadoras principalmente en el territorio. Es urgente que el Estado garantice salarios justos, becas y condiciones dignas para estos profesionales, pues solo así se podrá cumplir con el mandato constitucional de garantizar el derecho a la cultura física y el deporte para todos. El #TerritorioNoEscritorio debe incluir a quienes, día a día, construyen el deporte desde la base y sostienen el futuro del país.

La Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (CONADE) es el organismo público descentralizado responsable de coordinar, promover y regular la cultura física y el deporte en México. Adscrita a la Secretaría de Educación Pública (SEP), fue creada en 1988 con el objetivo de fortalecer las políticas deportivas nacionales y fomentar la participación masiva de la población en actividades físicas, recreativas y deportivas.

Entre sus funciones destacan el desarrollo de políticas de Estado1 para incorporar a la ciudadanía en actividades deportivas, la promoción de la igualdad de oportunidades y el impulso de la excelencia deportiva. La CONADE (en la teoría) también gestiona recursos como una inversión social y fomenta el talento deportivo en jóvenes, niños y adultos, contribuyendo así al bienestar social y a la integración de una cultura física sólida.

La relevancia de la CONADE se consolidó aún más con la reforma constitucional de 2011, que reconoció el derecho de toda persona a la cultura física y la práctica del deporte, estableciendo la obligación del Estado de promover y estimular estas actividades.

Crítica contemporanea: El Deporte y la Gestión Pública se hacen en el terreno, No en el Escritorio (#TerritorioNoEscritorio)

En los últimos años, la gestión deportiva en México ha enfrentado el reto de demostrar que el verdadero trabajo no se limita a las oficinas. La campaña y el hashtag #TerritorioNoEscritorio resumen una filosofía fundamental: la transformación y mejora del deporte nacional requieren presencia constante en el campo, en contacto directo con atletas, entrenadores, instalaciones y comunidades.

Las actividades de la CONADE y de otros organismos públicos vinculados al deporte muestran que los logros más significativos provienen de la labor fuera de los escritorios. Recorridos a instalaciones deportivas, verificación de infraestructura y la instalación de comités estatales en distintas regiones permiten conocer de primera mano las necesidades reales y fortalecer la colaboración con gobiernos locales, instituciones educativas y la sociedad civil.

Sin embargo, aún persiste una cultura burocrática donde la toma de decisiones se realiza a distancia, desconectada de la realidad cotidiana de los deportistas y de las comunidades. Esta distancia puede traducirse en políticas poco efectivas, falta de seguimiento y desaprovechamiento de recursos. La crítica central es que el impacto del deporte como herramienta de desarrollo social y humano solo se logra cuando los funcionarios y responsables están presentes en el territorio, escuchando, observando y actuando en el lugar de los hechos.

Entrenadores y Entrenadoras: El Talón de Aquiles del Sistema Deportivo

Una de las críticas más graves y urgentes hacia la CONADE y el sistema deportivo nacional es la situación de abandono y precariedad en la que se encuentran miles de entrenadores y entrenadoras en todo el país. Muchos de estos profesionales, que son el pilar fundamental del desarrollo deportivo, trabajan sin salarios fijos, sin becas, sin seguridad social y, en muchos casos, sin ningún tipo de sustento económico por parte del Estado.

A pesar de su papel esencial en la formación de atletas y en la promoción de la actividad física, los entrenadores y entrenadoras suelen ser dejados a la deriva, dependiendo de apoyos temporales, honorarios irregulares o incluso de la buena voluntad de padres de familia y asociaciones civiles. Esta falta de reconocimiento y respaldo institucional no solo afecta su calidad de vida, sino que también pone en riesgo la continuidad y calidad de los programas deportivos en todo el país.

El abandono estatal se traduce en una enorme fuga de talento, desmotivación y, en muchos casos, en la imposibilidad de que los entrenadores y entrenadoras dediquen tiempo completo a su labor. El resultado es un círculo vicioso: sin entrenadores bien remunerados y respaldados, el desarrollo deportivo se estanca, los atletas pierden oportunidades y el país desperdicia su potencial en competencias nacionales e internacionales.

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