Hace unos días me encontré un vídeo de la web en la que compartían una información que considero importante para tocar por este medio, ya que si hablamos de movimiento corporal, corpóreo, hablamos también de diversos elementos que rodean al ser en su realidad, en su subjetividad y en el mundo material, ya sea en la escuela o en un entorno deportivo se dice que:
«La excesiva inquietud motora, convierte a las personas en hiperactividad de pensamientos. Su intención provoca pensar que no se es bueno y se deserta en proyectos escolares, trabajo y con ello se puede sufrir rechazo por su impulsividad que puede interpretarse como mala conducta; con ello se baja el autoestima, se sufre bullying o se hace bullying para defenderse en el entorno hostil donde se sentía diferente…»
Aproximaciones empíricas con un alto porcentaje de realidad, es decir, que no se aleja mucho de lo que sucede en lo que vivimos día a día. Vivimos sobre estimulados por la pantalla ahora mismo que no nos damos cuenta que el movimiento corporal es casi imprescindible para la vida cotidiana…
En otras palabras el sentido del movimiento juega un rol muy importante a la hora de hacernos cargo como monitores dentro del campo social donde trabajamos, donde establecemos el movimiento. Es así que nuestro rol debería ser respetado por quienes ejecutan la política pública. No así tanto quienes detentan el poder con el objetivo de coercionar, generar poca conectividad y nula capacidad de gestión social.