Narrativas del poder en el deporte

Desafortunadamente a pocos/as son los que gustan de hablar de estos temas, pero hay que charlarlos y abordarlos. Unos por desconocimiento les llaman: Grilla y prefieren no meterse en la misma porque lo consideran una pérdida de tiempo. Pero lo que hemos perdido hasta hoy son generaciones de atletas, y gran equipo técnico humano, que si no nos detenemos a observar, seguirá pasando lo mismo y generando mayores grietas.

Para hablar de poder en el deporte, hay que decirlo: hemos tenido muchas y muy diversas charlas, donde existen abordajes, visiones, vivencias, opiniones…Unas en contra, otras neutrales, pero la realidad es que ninguna a favor de lo que sucede en nuestros espacios deportivos, entonces la pregunta que nos hacemos es ¿Porqué continúan estas prácticas deportivas y prácticas sociales en nuestros espacios de trabajo? ¿cuál o cuales son los motivos, o el motivo principal por el cual, muchos de los que fueron líderes en deporte en puestos políticos, siguen ahí, en ese universo de mala gobernanza y coerción permanente.

Un abordaje que hacemos ahora es La narrativa, construida por un lado, por el que hacer que se hace desde el edificio burocrático, es decir, disponer el poder en entrenadores de siempre la responsabilidad que debería ser más abierta para aquellos/as que quieran y deseen participar en procesos constructivos a la hora de un evento, apertura a llamados públicos para conseguir y obtener un trabajo como entrenadores/as, acceso a la información y muchos etcéteras más.

Al poder per se, le intersa mantener sus condiciones de alimentacion y si vemos que estos entes son los que siguen en el poder es que han fincado su alimento en la generación de negocios familiares dentro de un servicio privado – público: Asociaciones estatales (por ejemplo) o Federaciones Nacionales (como otro ejemplo). Esto es complejo, pero es un punto de anclaje para entender porqué creemos que todo es así, porque sí. Cuando en realidad lo que estamos haciendo es validar esta narrativa que nos tiene a todos con un retroceso para tener acceso al trabajo, acceso a la educación, al estudio, al deporte, a un desarrollo óptimo que parte desde el Estado.

Desde la investigación y el estudio permanente, Teun Van Dyk sugiere en discurso y poder:

En «Los géneros de discurso y el poder« se deshilvanan análisis frontales sobre el discurso y el manejo que tienen los que lo ejercen con el poder que tienen. El autor nos da un breve análisis con «una tipología de los modos en que el discurso representa al poder como una forma de interacción social:

Una de ellas establece que «diferentes tipos de narrativas, a veces ampliamente difundidas y, por lo tanto posiblemente influyentes, tales como novelas o filmes, pueden describir el carácter deseable o indeseable de futuras acciones y recurrir a una retórica de atractivo dramático o emocional o a varias formas de originalidad tanto en el tema como en el estilo escogido. Los grupos de poder implicados en esta estrategia forman lo que hemos llamado las élites simbólicas. Un caso específico de esta clase de discursos es la manera de presentar las noticias en los medios, donde no sólo se describen los acontecimientos del momento y sus posibles consecuencias, sino que esencialmente, se delinean las acciones y se representan las opiniones de las élites del poder político, económico, militar y social. Ésta es principalmente la manera de fabricar la base de consenso del poder y la manera en que el público general se entera de quiénes tienen el poder y qué quieren los poderosos. Ésta es una condición esencial para desarrollar el marco ideológico de apoyo del poder, pero también para el desarrollo de diversas formas de resistencia («conoce a tu enemigo»).»

Y a modo de conclusión breve, comparte:

«Esta primera tipología muestra que la reproducción discursiva del poder es principalmente persuasiva. Las instituciones o los grupos poderosos rara vez tienen que prescribir lo que deberían hacer los menos poderosos, aunque en última instancia tales instrucciones pueden ser decisivas para controlar a los otros, como sucede particularmente en el caso del control estatal. Antes bien, argumentan dando razones económicas, políticas, sociales o morales y administrando el control de la información importante. De este modo es posible deformar la comunicación mediante la difusión selectiva de información que es favorable a las élites del poder o limitando la información que les es desfavorable. Hay diversos medios retóricos y artísticos que pueden facilitar la realización de estos objetivos.»

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